miércoles, 25 de julio de 2012

Una 'madre coraje' argentina lucha contra las mafias de la prostitución

Susana Trimarco lleva una década removiendo cielo y tierra para encontrar a su hija Marita Verón, secuestrada a los 23 años, el 3 de abril de 2002. La joven era madre de una niña, de un año, y estudiaba arte.
Hombres de civil la subieron a la fuerza en un coche, a plena luz del día en las calles de Tucumán, capital de la provincia homónima ubicada a 1.200 kilómetros al noroeste de Buenos Aires, y desde entonces permanece desaparecida para su familia.
Primero Susana reclamó en la sede del gobierno peronista de Tucumán y ante el silencio del poder cayó en la cuenta de que su hija había caído en manos de una mafia de tráfico de jóvenes. Entonces resolvió seguir el 'vía crucis' de su hija.
"Como estúpida iba a la casa de Gobierno. Digo estúpida porque estaba la mafia ahí", acusó.
Se infiltró en mancebías maquilladas de güisquerías simulando ser una señora de alterne. "Una vez casi me viola un tipo", recordó. Pero el riesgo valió la pena pues en ese circuito recogió testimonios de chicas que habían conocido a Marita.
Así se enteró de que su hija había sido vendida por 2.000 euros a la mafia. Había vivido cautiva en varios puticlubs de Tucumán y, más tarde, vendida a otros de la provincia de La Rioja. "Le pegaron, la violaron, la prostituyeron y le daban cocaína para que trabajara más", confió.
Incluso pudo establecer que en uno de aquellos prostíbulos la llamaban 'La Doña', porque estaba obligada a mantener sexo con el supuesto regente del lupanar, José 'Chenga' Gómez, y hasta debió tener un hijo a la fuerza con él.
Mediante esa faena de detective, identificó a los supuestos integrantes de la mafia y consiguió sentarlos en el banquillo de acusados. Ahora se lleva adelante en Tucumán el juicio oral y público contra los 13 hombres -incluido un oficial de policía- y mujeres procesadas.

Verdad y justicia

"Durante diez años de lucha espere este momento. No temo a las mafias. Quiero la verdad y justicia para mi hija", exclamó en las audiencias, a las que concurre tomadas de la mano con su nieta Micaela, ya de 13 años de edad.
Su lucha incansable sacó a la luz el mundillo de la explotación de mujeres donde, además de los capos, pululan policías, políticos y empresarios. Y gracias a ella, en 2008, el parlamento argentino aprobó la ley de Trata de Personas.
Durante su bregar por hallar a Marita descubrió que 17 jóvenes argentinas habían sido vendidas a España y fueron rescatadas por la Policía Nacional en burdeles de Bilbao, Burgos y Vigo.
Su fundación 'María de los Ángeles' lleva rescatadas a 600 víctimas. Y atiende en un centro especial a los hijos de esas chicas. En 2007, el Departamento de Estado de los Estados Unidos la premió como 'Mujer Coraje' y el Parlamento Europeo la invitó a exponer sobre la problemática del tráfico de mujeres.
"El problema es que Marita no está, no aparece. No voy a parar de buscar a mi hija", persiste.

Fuente: El mundo.es / América Latina - Argentina

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